El día de la abducción, el niño jugaba en un parque con su hermano Roger, de 10 años, cuando una mujer llamó su atención prometiéndole que le compraría dulces. Tras el secuestro, llevaron al pequeño Luis hasta la ciudad de Nueva York, en la costa este del país, y fue criado por una pareja como si fuera su propio hijo. Luis creció y se convirtió en padre y abuelo. Trabajó como bombero y además sirvió en el Cuerpo de Marines. Durante dos períodos estuvo de servicio en Vietnam.
A inicios de este año, Alida utilizó pruebas de ADN e información de recortes de periódicos en su búsqueda de la verdad, y con ayuda del FBI y el Departamento de Justicia del estado pudo dar con el paradero de su tío. La Policía de Oakland dice que los esfuerzos de Alida, hija de una hermana de Luis, "desempeñaron un papel fundamental en la búsqueda de su tío". Ella narró cómo, al reunirse, su tío la abrazó y le dijo: "'Gracias por encontrarme'". Luego le dio un beso en la mejilla.
Tras el encuentro, Alida pudo organizar una reunión para que Roger, de 83 años, volviera ver a su hermano poco antes de morir de cáncer en agosto. "Creo que murió feliz. Estaba en paz consigo mismo, sabiendo que habían encontrado a su hermano. Me sentí muy feliz de haber podido hacer esto por él y darle paz y tranquilidad", señaló Alida. La madre de Luis, Antonia, falleció en 2005 a los 92 años y, aunque no pudo volver a ver a su hijo, nunca dejó de tener la esperanza de que algún día apareciera sano y salvo. Alida cree que Antonia hubiera sido "muy feliz, sin duda".
"Estoy muy feliz de haber podido hacer esto por mi madre y mi tío. Fue un final muy feliz", expresó Alida. "Siempre estuve decidida a encontrarlo y, quién sabe, con mi historia, podría ayudar a otras familias que estén pasando por lo mismo. Les diría que no se rindan", subrayó.